1 de noviembre de 2010

La imagen icónica.


Hay dos mecanismos básicos a través de los cuales se vincula una imagen con la realidad:



La iconicidad y la indicialidad. Para Peirce: “cualquier cosa, sea una cualidad, un individuo existente, o una ley es un Icono de cualquier cosa mientras sea como esa cosa y se utilice como signo de ésta”. Opera un mecanismo de semejanza. 



"El mundo ha sido imagen para el hombre desde el paleolítico y el neolítico con las figuras rupestres, totemicas y mitologicas a la actualidad."

La representación de figuras religiosas funcionan por iconicidad no del referente (retrato de la Virgen María), sino de la referencia (representación mental de la idea).

La pintura religiosa se esfuerza en volver visible lo invisible, la fotografía vuelve permanente lo efímero, cercano lo distante y real lo imaginario. 


Después de las críticas al iconismo peirceano empleadas por Eco puede decirse que la iconicidad radicaría en la semejanza no entre imagen y su referente, sino en la percepción de ambos, objeto y representación. 




El filosofo Jos de Mul afirma que la fotografía se convierte en la expresión paradigmática de la metafísica moderna heideggeriana. La ecuación que propone es: si el mundo se vuelve imagen en la época moderna (para Heidegger), tal “imagen de mundo” la proporciono la fotografía (para de Mul), lo cual le da el acierto en la actualidad.  

En este mundo de imágenes, la fotografía analógica adquirió el papel protagónico durante un siglo entero. Pero no olvidemos que toda religión y toda ciencia, todo arte y toda ideología política proponen una imagen del mundo. Lo que varían son los códigos de representación




No hay comentarios:

Publicar un comentario